1. Medir el consumo. La instalación de medidores confiables que muestren la calidad de la energía, establecen un parámetro o punto de partida desde el cual podrás elaborar un plan de administración de tu consumo.
2. Solucionar los problemas de base. Soluciones fáciles y de bajo costo, como la instalación de focos y lámparas ahorradoras, pueden tener un impacto inmediato en la factura de electricidad. También se recomienda un supresor de picos.
3. Monitorear. Aprende a identificar las tendencias de desperdicio energético para poder responder con rapidez antes de desperdiciar dinero. La administración de energía no es un hecho ocasional; es un ciclo continuo de mejoras.
Checa cuántos objetos que no ocupas dejas conectados y comienza por desconectarlos.
4. Lleva un registro. Realiza un informe mensual de tu consumo de energía en pesos y checa la reducción o incremento del gasto. En tu registro integra las medidas de ahorro que hayas ejecutado y cuál fue tu expectativa al respecto, esto te ayudará a detectar dónde está tu fuga de energía y que otras medidas establecer para no seguir pagando de más.